La demanda de electricidad puede fluctuar, a veces, de forma salvaje debido a cambios repentinos en el clima, a un aumento del crecimiento económico, a daños en las líneas o a otros factores. En casos extremos, las fluctuaciones bruscas pueden provocar apagones. La transición a la energía renovable también influye en estas fluctuaciones, porque la demanda de electricidad puede alcanzar su punto máximo en un momento en que el imprevisible suministro de energía renovable es bajo. El nuevo escenario energético exige una red cada vez más flexible.
Afortunadamente, las compañías eléctricas disponen de una poderosa herramienta para gestionar estos picos de demanda, lo que les permite garantizar el servicio y, cada vez más, ofrecer un ahorro a los usuarios. La gestión de la demanda de energía (Demand Side Management - DSM, por sus siglas en inglés) es una estrategia utilizada por las compañías eléctricas para controlar la demanda animando a los consumidores a modificar su nivel y patrón de uso de la electricidad. Las soluciones de gestión de la demanda suelen adaptarse a las instalaciones del usuario e incluyen incentivos monetarios para animar a los consumidores a comprar equipos eficientes desde el punto de vista energético o precios más bajos si aceptan reducir el consumo durante las horas de máxima demanda.
Es una situación win-win: cuando los clientes aceptan reducir su consumo de energía en los momentos en que la demanda –y por tanto los precios– son más altos y desplazan su consumo a los momentos en que la energía es más abundante, la empresa eléctrica se beneficia de un suministro uniforme y el cliente de precios más bajos.
¿Por qué es importante la gestión de la demanda?
Con el doble reto de la transición energética y los cambios geopolíticos en el suministro, el modo en que utilizamos la energía nunca ha sido un tema tan importante como ahora. En este contexto, los programas de gestión de la demanda (DSM) manejados por las utilities son importantes porque pueden ayudar a los usuarios a ser más eficientes y así, ahorrar energía. A su vez, el ahorro de energía, reduce los costes y beneficia al medioambiente reduciendo las emisiones. Al tratar de reducir la demanda de electricidad, los programas de gestión de la demanda evitan los costes necesarios para nuevas infraestructuras, como generadores y líneas de transmisión eléctrica.
Por tanto, la importancia de la gestión de la demanda es evidente en cuanto a los beneficios medioambientales y económicos que aporta el sistema. Pero las utilities deben ofrecer incentivos de ahorro energético a los consumidores para que las soluciones de gestión de la demanda alcancen su potencial. En 2019, la Administración de Información Energética de Estados Unidos publicó un informe en el que ofrecía ejemplos de los incentivos que utilizan las empresas de servicios públicos para animar a los consumidores a consumir menos energía. Los incentivos incluían: «auditorías y evaluaciones energéticas gratuitas o de bajo coste de hogares y empresas, bombillas de bajo consumo gratuitas o con descuento, y reembolsos a los clientes que compren electrodomésticos principales de bajo consumo o con certificación ENERGY STAR, como frigoríficos, congeladores, calentadores de agua caliente y equipos de aire acondicionado».
¿Cuáles son las ventajas de la gestión de la demanda?
La gestión de la demanda ofrece varias ventajas:
- en primer lugar, ayuda a reducir los precios de mercado de la electricidad al liberar a la empresa del gasto de construir centrales de reserva (a veces alimentadas con combustibles fósiles) que se ponen en funcionamiento para hacer frente a los picos de demanda;
- reduce los costes de gestión de la red eléctrica;
- al suavizar la demanda, se consigue una red eléctrica más eficiente y fiable.
Por tanto, los programas de gestión de la demanda tienen varias repercusiones positivas en toda la cadena de suministro y demanda de energía. En particular:
- los clientes pueden ahorrar en sus facturas de energía al desplazar la demanda a las horas de poca actividad, sobre todo si se trata de grandes empresas o industrias;
- el medioambiente sufre menos, ya que las energías renovables son más respetuosas con la naturaleza;
- los operadores de red pueden garantizar la fiabilidad de la red, porque los programas de DSM les dan las herramientas para programar el uso y, por tanto, evitar el riesgo de aumentos inesperados de la demanda que pueden causar cortes de electricidad;
- la comunidad en general se beneficia, ya que recibe electricidad más fiable sin necesidad de construir nuevas centrales eléctricas;
- las utilities ahorran dinero, porque evitan tener que construir nueva capacidad de generación para satisfacer los picos de demanda, y pueden evitar el gasto de comprar electricidad en el mercado abierto en caso de un repentino aumento de la demanda.
Gestión de la demanda frente a respuesta a la demanda: ¿cuáles son las diferencias?
La respuesta a la demanda (RD, por sus siglas en inglés) es un programa de flexibilidad energética englobado en el término general de gestión de la demanda que compensa a las empresas que aceptan modular su consumo de energía. Aunque los dos términos se utilizan a menudo indistintamente, respuesta a la demanda frente a gestión de la demanda se refiere a la diferencia en el enfoque de los dos programas. Mientras que los programas de gestión de la demanda se centran en reducir la demanda de energía a largo plazo, la respuesta a la demanda se enfoca en actividades que reducen o modifican la demanda de electricidad en respuesta a acontecimientos en tiempo real en la red, abordando así las fluctuaciones a corto plazo de la demanda o la oferta.
¿Cómo participar en un programa de gestión de la demanda?
Para los grandes usuarios de energía, el primer paso por parte del cliente de cualquier sistema de programa de gestión de la demanda –como una respuesta a la demanda– es realizar un análisis en profundidad del consumo in situ.
El siguiente paso, es instalar tecnología de medición que permita al usuario interactuar directamente con la empresa de suministro. Después, el usuario está listo para poner en marcha su plan de gestión energética en respuesta a las comunicaciones con la empresa.