¿Qué es el urbanismo verde?

Se puede definir al urbanismo verde como un enfoque para el diseño urbano sostenible que crea ciudades ecológicas reduciendo los residuos y las emisiones, promoviendo la creación de espacios verdes, utilizando materiales de construcción sostenibles y apoyando la movilidad eléctrica. El urbanismo verde busca reducir tanto como sea posible el uso de energía, agua y materiales en cada etapa del ciclo de vida de una ciudad o barrio. Este enfoque incluye la reducción de la llamada «energía incorporada», que es la energía necesaria para la extracción y el transporte de los materiales, su fabricación y montaje en los edificios. También requiere que los edificios sean fáciles de desmantelar y tengan un alto valor de reciclaje al final de su vida útil, y reducir al mínimo la energía necesaria para el funcionamiento de los edificios y de los barrios, en términos de energía para calefacción, refrigeración e iluminación, por ejemplo. Pero el urbanismo verde no solo concierne al entorno construido, también promueve la sostenibilidad social y las comunidades saludables. El enfoque de las iniciativas debe ser a escala de barrio y de distrito y debe favorecer la creación de espacios verdes públicos –como parques– y la recalificación de zonas urbanas abandonadas en lugar de nuevos proyectos en terrenos edificables. Los proyectos de recalificación más exitosos del urbanismo son los que se llevan a cabo en zonas que ya están bien integradas en una ciudad, como las ubicadas junto a zonas edificadas ya existentes y nodos de transporte.

1. Clima y contexto. El primer principio se refiere a la necesidad de conocer las condiciones climáticas específicas de un lugar y sus limitaciones, como la orientación, la dirección predominante del viento y la topografía, para poder, por ejemplo, orientar los edificios para que reciban la máxima cantidad de radiación solar.
2. Energía renovable para lograr cero emisiones de CO₂. Las ciudades sostenibles deben ser autosuficientes en términos de producción de energía y deben promover la energía renovable –como la solar, la eólica y la biomasa– con el fin de sustituir los combustibles fósiles. Además, las ciudades deben aspirar a una distribución descentralizada de la energía para que los usuarios también puedan producirla.
3. Ciudad con cero residuos. Para ser sostenibles de verdad, las ciudades deben funcionar de manera circular y en circuito cerrado, evitando la generación de residuos, por ejemplo, promoviendo el reciclaje y el compostaje y, cuando esto no sea posible, convirtiendo los residuos en un recurso.
4. Agua. El urbanismo verde exige que las ciudades dispongan de sistemas cerrados de gestión del agua urbana que garanticen una alta calidad del agua y un bajo desperdicio. Debe reducirse el consumo de agua y optimizarse la gestión de las aguas de lluvia y los sistemas de drenaje.
5. Paisaje, jardines y biodiversidad urbana. Las ciudades sostenibles utilizan paisajes, huertos urbanos y azoteas para maximizar la biodiversidad local. Reverdecer las azoteas y los espacios urbanos ayuda a combatir el aumento de las islas de calor urbanas –zonas donde las temperaturas superan a las de los alrededores­–; mientras los espacios verdes, como los parques, mejoran el bienestar físico y mental de los residentes.
6. Transporte sostenible y buenos espacios públicos: ciudades compactas y policéntricas. Para ser sostenible, una ciudad debe reducir la movilidad privada en pro del transporte público, de los desplazamientos a pie o en bicicleta y de otras actividades físicas beneficiosas para la salud. El sector del transporte genera por sí solo el 20 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
7. Materiales locales y sostenibles con menos energía incorporada. Este principio exige la utilización de materiales locales y regionales con menos energía incorporada. Se pretende acortar la cadena de suministro del sector de la construcción y enfocarse en materiales reciclados y de bajo impacto ambiental, así como en la reducción de residuos.
8. Densidad urbana y recalificación de los barrios existentes. El urbanismo verde promueve la modernización de edificios y barrios antiguos para mantener a las personas en los centros urbanos de las ciudades y limitar el desarrollo de terrenos edificables, que son destructivos para la naturaleza. Las estrategias edilicias deben centrarse en un diseño compacto, apostando por un desarrollo vertical en vez de horizontal, y promover la eficiencia energética.
9. Edificios y barrios verdes, con los principios del diseño pasivo. El objetivo es garantizar la aplicación del diseño pasivo en los edificios. El diseño pasivo consiste en aprovechar la luz natural, el calor y los movimientos del aire para crear interiores confortables, minimizando el consumo de energía para, iluminar, calefaccionar y refrigerar los edificios, por ejemplo.
10. Habitabilidad, comunidades sanas y programas de uso mixto. El urbanismo verde aboga por la creación de comunidades llenas de vida, integradas y cohesionadas, a través de soluciones como la vivienda asequible y los desarrollos de uso mixto, que crean las condiciones para aumentar la sostenibilidad social y la inclusión social, contribuyendo a repoblar los centros de las ciudades.
11. Alimentos locales y cortas cadenas de suministro. Las ciudades sostenibles deben garantizar terrenos adecuados para la producción local de alimentos, haciendo hincapié en la agricultura y la ganadería urbanas, junto con iniciativas de alimentación local y «slow food». Acortar las cadenas de suministro de alimentos reduce la necesidad de logística, generando una disminución de las emisiones de CO₂ y de sustancias contaminantes.
12. Patrimonio cultural, identidad y sentido del lugar. Con el fin de garantizar la salud, la seguridad y las actividades de sus habitantes, las ciudades deben desarrollar planes maestros que equilibren el patrimonio con la conservación y el desarrollo, a la vez que promueven un sentido de carácter/identidad y lugar únicos.
13. Mejora de la gobernanza urbana, del liderazgo y de las mejores prácticas. Para ser sostenible, una ciudad debe activar y utilizar redes y competencias que involucren a la comunidad local y a las principales partes interesadas. El cambio debe ser armonioso y la toma de decisiones debe repartirse entre autoridades y ciudadanos.
14. Educación, investigación y conocimiento. Para ser sostenibles, las ciudades deben invertir en educación, en la formación técnica y mejora de las competencias para empleos verdes, y en la promoción del diseño sostenible. Las escuelas primarias y secundarias deben elaborar programas para enseñar comportamientos sostenibles a los niños.
15. Estrategias para ciudades en países en vías de desarrollo. Para promover la sostenibilidad en los países en vías de desarrollo, se necesitan estrategias ad hoc para abordar, entre otras cosas, la rápida urbanización y la reducción de la pobreza, así como responder a la necesidad de viviendas adecuadas de bajo coste que permitan contrarrestar la expansión de los asentamientos informales y de los barrios marginales urbanos.

Para lograr ciudades sostenibles y un urbanismo ecológico, los responsables políticos y los urbanistas deben comprometerse con una planificación urbana respetuosa con el medioambiente, basada en los 15 principios del urbanismo verde, incluida la implementación de una economía circular y la promoción del transporte público de bajas emisiones, la biodiversidad urbana y la energía renovable. Por ejemplo, en 2022, según el Índice de Ciudades Sostenibles, Oslo era la ciudad más sostenible del mundo. El Índice 2022, publicado por Arcadis, examinó 100 ciudades de 47 países. Según Arcadis: «para ser sostenibles de verdad, las ciudades deben ver más allá del desarrollo económico, hacia la salud de su entorno natural y la calidad de vida de las personas que viven en ellas. Sin un paisaje urbano próspero que priorice al planeta y ofrezca oportunidades integradoras a sus ciudadanos, ninguna ciudad puede posicionarse para el éxito a largo plazo y, por consiguiente, su prosperidad no puede sostenerse».

 

Siguiendo esta lógica, la capital noruega ganó el galardón por:

• la abundancia de soluciones de transporte público respetuosas con el medioambiente;
• sus numerosos espacios verdes;
•  su bajo consumo energético;
• su aire limpio.  

 

Todos factores clave para determinar el grado de sostenibilidad de una ciudad.