Beneficios de la flexibilidad del lado de la demanda
Los consumidores de energía pueden conseguir flexibilidad del lado de la demanda, por ejemplo, al formar parte de algún programa de respuesta a la demanda (demand response) (DR, por sus siglas en inglés)) mediante el cual las utilities o los operadores de redes pagan a los consumidores comerciales e industriales para que modulen su consumo energético según los picos en la demanda eléctrica.
La respuesta a la demanda se está volviendo cada vez más importante porque estos programas permiten que las utilities y los operadores de red se adapten a un nuevo panorama energético que incluye fuentes de energía renovable como el viento o el sol, permitiéndoles ofrecer inventivos a las empresas para que sean más flexibles con sus demandas energéticas.
Sin esta flexibilidad, las utilities deben “encender” las centrales que usan combustibles fósiles para cubrir los picos de la demanda o las caídas inevitables del suministro derivadas de la fluctuación durante los días en los que no hay sol o viento.
Participar en un programa de respuesta a la demanda tiene muchas ventajas. Es una forma que tienen las empresas o instituciones de ganar dinero, monetizando el uso flexible de la energía, con la creación de una nueva fuente de ingresos. Puede llevar a la reducción de los costes energéticos limitando el consumo en momentos de pico, cuando la energía es más cara. Se avisa a los participantes de los programas de respuesta a la demanda de la inestabilidad de la red con antelación para permitirles prepararse de forma proactiva ante posibles cortes y, por lo tanto, proteger la continuidad de sus operaciones.
Primer estudio para cuantificar los beneficios de la DSF
Los beneficios tanto de los programas de flexibilidad del lado de la demanda como de los de la DR para empresas particulares son evidentes. Pero no se ha hecho nada para cuantificar los beneficios a escala europea. Para entender mejor el papel que puede tener la DSF en la transición energética, smartEn, la asociación de empresas europeas, que integran soluciones de la transición de energía limpia y propuestas de los consumidores, ha llevado a cabo el primer estudio sobre el tema con DNV, una aseguradora independiente y proveedora de servicios de gestión de riesgos y consultoría. El estudio, llamado Demand-Side Flexibility in the EU: Quantification of benefits in 2030 (“Flexibilidad del lado de la demanda en la UE: cuantificación de los beneficios en 2030”), cuantifica cómo se beneficiaría la UE de la implementación completa de la DSF a medida que la región se mueve hacia su objetivo de reducir un 55 % los gases de efecto invernadero para 2030. “Hemos patrocinado este estudio porque, como líderes globales en respuesta a la demanda, vemos una falta de concienciación social sobre el potencial de la DSF. Es más, creemos que este estudio pionero para cuantificar los beneficios de la DSF puede llenar este vacío y motivar al mercado a adoptar cada vez más recursos de DSF, creando valor tanto para el sistema eléctrico como para los consumidores”, explicó Daniele Andreoli, director Soluciones Flexibles de Enel X y vicepresidente de smartEn, durante la conferencia del 28 de septiembre para presentar el estudio.
Como explica Daniele Andreoli en una entrevista que puede verse aquí, en la última década se han hecho "enormes progresos" en la velocidad de las tecnologías de respuesta a la demanda gracias a la digitalización.
El estudio es un hito fundamental para un mayor desarrollo de soluciones de flexibilidad del lado de la demanda, ya que revela claramente y cuantifica el papel crucial del consumo flexible para conseguir la transición energética de forma sostenible y económica.
Director de Soluciones Flexibles de Enel X y vicepresidente de smartEn
Conclusiones clave del estudio
Los descubrimientos del estudio demuestran que la DSF puede tener un enorme impacto potencial a la hora de cubrir las necesidades energéticas y los objetivos de sostenibilidad. En términos de suministro, el modelo del estudio sugiere que en 2030 al sistema energético le faltarán, al menos, 60 GW de capacidad generada necesarios para cubrir el pico de demanda. Desplazar la carga y reducirla (actividades que forman parte de la DSF) podría compensar esta falta de suministro. Es más, habilitar 60 GW de DSF ahorraría 2 700 000 millones de euros anuales comparados con la instalación de 60 GW de nueva capacidad.
Para la red eléctrica, la DSF a nivel UE27 implicaría unos 11100 000-29 100 000 millones de euros ahorrados en inversiones anuales entre 2023 y 2030. Esto constituye entre el 27 % y el 80 % de las previsiones de inversión actuales necesarias en redes de distribución de bajo y medio voltaje para integrar las nuevas cargas y la capacidad RES.
Para los consumidores, habría un ahorro potencial directo de más de 71 000 000 millones de euros anuales de consumo eléctrico. Los ahorros indirectos anuales derivados de precios de energía más bajos para las personas, las comunidades y las empresas podrían alcanzar los 300 000 millones de euros.
Los beneficios al por mayor incluyen una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (lo que, por supuesto, es un beneficio también para las comunidades). “En el año 2030 se evitarán 37 500 000 millones de toneladas (Mt) de emisiones de gases de efecto invernadero–por ejemplo, el 8 %, unos 84 kilos per capita, lo que significa que el sector eléctrico superaría el ’objetivo del 55 % para 2030’”, dice el estudio.